Pilares del Programa Educativo

COMPONENTES DE UN PROGRAMA DE REHABILITACIÓN CARDIACA INTEGRAL

​Alimentación cardiosaludable

Está demostrado científicamente que la alimentación y la salud caminan de la mano, y que una correcta dieta ayuda a promover la salud y a prevenir enfermedades.  Así existen muchos estudios que relacionan la dieta y las enfermedades crónicas (cardiovasculares, obesidad, diabetes mellitus, cáncer, Alzheimer). Demostrándose que una alimentación inapropiada es uno de los principales factores determinantes del desarrollo de estas enfermedades.

Nadie duda a día de hoy que cuanto mejor sea nuestra alimentación, tendremos menos enfermedades y, por tanto, viviremos más y mejor.

 

Ejercicio físico

Cuando se diseña el programa de ejercicio de cada paciente hay que cumplir 2 premisas: que sea beneficioso y al mismo tiempo seguro. ¿Podemos hablar de la "receta" de ejercicio físico? Os enseñamos cómo debéis hacerlo con incrementos progresivos en tiempo e intensidad combinando ejercicios aeróbicos y anaeróbicos de fortalecimiento muscular.

Un estilo de vida saludable no solo consiste en hacer ejercicio programado con regularidad también hay que mantener unos hábitos que huyan del sedentarismo. Hay que intentar evitar las horas de televisión, los desplazamientos en vehículos a motor y los hobbies y las conductas sedentarias en el trabajo y en lo cotidiano siempre que sea posible.

 

Control de los factores de riesgo cardiovascular

Sabemos que el 90% de la enfermedad cardiovascular responde a siete factores de riesgo, la mayoría de los cuales son reflejo de nuestro comportamiento: tabaquismo, sedentarismo, tensión arterial alta, azúcar en sangre elevado, colesterol alto, dieta y sobrepeso u obesidad. El estilo de vida actual dificulta que adoptemos y mantengamos hábitos de vida saludables y, dado que la enfermedad cardiovascular es eminentemente conductual, éstos son en gran medida responsables de que ésta sea hoy la primera causa de mortalidad y morbilidad en todo el mundo.

 

Apoyo Psicocardiológico

Por dos motivos de enorme relevancia para nuestros pacientes:


  • En un mundo como el nuestro, lleno de estrés, agudo o crónico, éste constituye un factor de gran importancia en la enfermedad cardiovascular. Algunas personas generan estrés en su comportamiento habitual por la forma de enfrentarse a cualquier actividad, el nivel de exigencia que se fijan, la inseguridad que experimentan, la dependencia que les lleva a estar insatisfechos, la pasividad, la competitividad que establecen o la baja tolerancia a la frustración que presentan;
  • La Psicocardiología es el área de la Psicología que investiga y trata los factores psicológicos que favorecen la aparición y desarrollo de la enfermedad cardiovascular, sobre todo, la cardiopatía isquémica..


Generalmente, cuando sobreviene un infarto o cualquier problema de corazón, el paciente se encuentra en la plenitud de su vida tanto familiar como profesional, y tras el diagnóstico le inunda un sentimiento global de pérdida de salud. Esto hace que se precipite una intensa reacción emocional, para la que no está preparado psicológicamente porque la enfermedad ha irrumpido de forma brusca y no ha dado tiempo a esa adaptación psicológica. Los problemas más frecuentes tienen que ver con síntomas depresivos (tristeza, angustia, apatía), pérdida de confianza, auto-observación y diferentes tipos de temores.

La consulta con el Psicólogo y las charlas grupales intentan ayudar al paciente a superar el impacto provocado por el evento, modificar sus hábitos nocivos y reintegrarlo con más facilidad a su vida familiar, social y laboral



Y, por último, son muchos los estudios que relacionan el optimismo con la salud cardiovascular. Vivimos tiempos difíciles en el que muchas personas se encuentran desmotivadas. Debemos ser capaces de cambiar la tendencia que nos lleva al pesimismo y esforzarnos por fomentar valores como la aceptación, la fuerza de voluntad, el altruismo y, sonreír.



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