"Se trata de implantar pigmentos a nivel epidérmico o superficial para dotar de color y forma a diversas partes del cuerpo", explica el médico estético Dr. Dwight Enrique Zambrano. Las más habituales, orientadas a mujeres, son los ojos, los labios, las cejas y el pecho. En este último caso buena parte de las usuarias que recurren a la micropigmentación lo hacen para reconstruir el pezón y la areola tras haber sufrido un cáncer de mama. En este caso el tratamiento lo realiza la Dra. Varela Lamas, cirujana especialista en Patología mamaria, que cuenta con gran experiencia en micropigmentación oncológica y asegura unos resultados "realmente buenos". Tanto es así que la mayor parte de las pacientes "vienen por el boca a boca, recomendadas por otras que lo han hecho y han quedado muy satisfechas", destaca la doctora.
Pero no son las únicas pacientes que recurren a la micropigmentación por motivos de salud. Cada vez son más las personas que buscan en esta técnica de maquillaje permanente "camuflar los efectos provocados por diversas patologías que provocan la pérdida de pigmentación en la piel, como puede suceder en el caso del vitíligo o despigmentación de la piel e incluso para encubrir estrías", señala la Dra. Varela Lamas.
Eficaz tratamiento correctivo
Y es que la dermopigmentación es un tratamiento correctivo "muy eficaz" tanto para camuflar enfermedades como para disimular imperfecciones, bien sean cicatrices o asimetría en los rasgos. Se puede realizar en cejas (técnica de pelo por pelo), delineado de ojos, labios, etc.
Los especialistas de HM Rosaleda explican que la dermopigmentación "es un tratamiento rápido y efectivo que aporta una solución a muchos problemas estéticos, brindando seguridad y confianza a quienes se lo aplican y mejorando notablemente su autoestima". La duración de la sesión varía según las necesidades de cada paciente, aunque es totalmente indolora y sus resultados definitivos son visibles en tres o cuatro días, "en cuando baja la hinchazón y se fijan bien los pigmentos", destacan.
En cuanto a la duración del resultado, los especialistas advierten de que depende de diversos factores, pero suele tener un tiempo estimado de entre 2 a 6 años. A partir de ahí "el mismo cuerpo comienza a degradarlo, por lo que es aconsejable un repaso cada cierto tiempo", concluyen.
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